La bodega del monasterio de 300 años de antiguo con dos museos imperiales y un restaurante histórico

Ya sea cenando bien en la sala de música o festejando agradablemente con 300 convidados en una sala de largo embovedado, el encanto del monasterio radica en su imperecedero romanticismo, el cual solo puede adquirise mediante el transcurso de los siglos.

Hacer una visita a la bodega de vinos, al Museo de Sombreros Emperador Francisco José, a la Cámara Real e Imperial del Tesoro de Vinos (Weinschatzkammer) antes o después de cenar – es la mayor atracción de la casa. Para aquellos anfitriones que gustan de ofrecer a sus convidados algo inesperado, aquí encontrarán perfectas sorpresas.